
Entre 16 y 51 por ciento de los pacientes con sobrepeso y obesidad que acuden a consulta presentan trastorno por atracón. Comer compulsivamente es un trastorno de la conducta alimentaria. Cuando están en presencia de otras personas, los afectados se alimentan poco, o no lo hacen, pero a solas se dan atracones que les hace sentir culpa por su falta de control y vergüenza por la ganancia de peso corporal. El paciente con TA no es forzosamente obeso.
Hasta el momento se
estima que en México su prevalencia es de 1.6%, de los cuales 60% son mujeres y
40% hombres, esto lo hace una enfermedad, a diferencia de la bulimia o la
anorexia, casi igual de común para ambos sexos, también pertenecen a cualquier
nivel socioeconómico y de todas las edades, aunque es más común en adultos.
Algunos factores personales, sociales, cognitivos y neurológicos
pueden contribuir a una desregulación emocional que produce malestar y ansiedad; en consecuencia,
algunas personas buscan la regulación a través de la comida, que les provee
sensaciones momentáneas de tranquilidad, satisfacción y bienestar, pero después
se sienten culpables y se eleva su frustración, y así se convierte en un
círculo vicioso.
El TA no es una decisión
del paciente, es algo mas complejo que el simple hecho de decidir tenerlo o no
tenerlo, incluso implica alteraciones neuro bioquímicas a nivel cerebral, así
como detonantes del medio como depresión y ansiedad, además de patrones
inconstantes de su alimentación. Algunos tienen antecedentes de dietas que no
siguieron con éxito, problemas de impulsividad o conflicto en la resolución de
problemas. A diferencia de la bulimia, en donde también hay atracones, el
comedor compulsivo no tiene conductas compensatorias como provocarse el vómito; utilizar laxantes, diuréticos y enemas; o hacer
ayunos prolongados o ejercicio excesivo.
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